Mensaje de un apóstol vivo de la resistencia de la Comunidad Copal AA La
Esperanza Coban Alta Verapaz. Sobreviviente del genocidio en Guatemala y ante
la crisis política que atraviesa el país y la ola de corrupción desatada actualmente,
expresa su sentir.
Mi Memoria y libre expresión de
pensamiento.
Ya llegó el tiempo de
los pueblos, del pueblo indígena y campesina, el toque de la trompeta por todo
nuestro país.
¡Guatemala, Guatemala!
Levántate mira a tus hijos
tirados por todos lados, en las calles y en las comunidades, sin que nadie por
ellos.
Las grandes masacres de tierra arrasada
cometidos en tiempos de la Guerra de los años 82 al 98; y aún seguimos siendo víctimas de la
violencia de hoy.
Los asesinatos a diario de líderes y en general de la población indígena.
Por eso ¡Guatemala, Guatemala, Despiértate
ya! Llegó tu día.
Los grandes crímenes que
cometiste contra tus propios hijos, no debe volver a pasar.
La sangre derramada clama al Creador,
y los huesos gritan por todos lados dispersos en las montañas.
Hoy en día nos están acabando de matar, robándose
nuestros impuestos, dejando a
hospitales, escuelas, sin abastecimiento. Madres, niños se mueran en los hospitales por
no recibir atención y medicamentos; niños de las escuelas sin refacción
escolar, niños de los lugares más pobres muriéndose de hambre, etcétera,
etcétera…
Los campesinos pobres ya no
aguantamos más de esto, escuchar tantos discursos y promesas de los políticos
que solo nos engañan.
Es muy grande
el daño que nos hizo la guerra, miles de hermanos fueron muertos por estos tres
Generales: Lucas García, Rios Montt y Mejía víctores. ¿Cuándo serán encarcelados
estos asesinos? Ya se van a morir de viejo y no podemos encarcelar sus almas y su
espíritu. Es mejor hacer justicia antes que se mueran. Pero no se hemos visto
resultados.
Estos huesos que vemos aquí, es de las más de 350
personas que fueron masacrados en Xalbal
y en Cuarto Pueblo, Ixcán Quiché. Así mismo 65 personas masacradas en Piedras
Negras Barrillas Huehuetenango, entre hombres, mujeres, ancianos y niños. A los hombres les tumbaron las cabezas con
machete, luego los amontonaron juntos y les prendieron fuego. A las mujeres y
niños, les encerraron en la casa de reunión y le prendieron fuego. El 17 de
mayo de 1982, al amanecer los huesos y las cabezas de nuestros hermanos estaban
amontonados como ayotes quemados entre las cenizas.
De estos
masacres solo pudieron escapar 6 niños/as, quienes tuvieron que caminar una
semana en la montaña para encontrarse con un grupo de personas que también iban
huyendo. ¿Acaso es alegría escuchar esto? ¿Quiénes fueron los responsables? ¿Quiénes
fueron los soldados? ¿Fueron hijos de los Generales, de los ricos o hijos de
los campesinos?
Los sobrevivientes,
discapacitados, viudas/os, huérfanos, están pasando ahora por un proceso
llamado: Duelo interminable. La separación de la familia; perder a un hermano,
una hermana, un hijo, una hija; perder al esposo, a la esposa; perder un
miembro del cuerpo; Perder la casa, la tierra, los animales domésticos; perder
la cosecha, un trabajo etcétera, etcétera.
Yek Tmink Pels
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